sábado, 25 de febrero de 2012

CRECER




Creo que las personas no somos raciocinio puro y duro, aunque luchemos por conseguirlo o aparentarlo. Los sentimientos o las emociones no siempre se ajustan a lo que “debería ser” según la lógica. Muchísimas veces sentimos y pensamos de manera contradictoria y creo que es hora de admitirlo. Si las montañas rusas emocionales son intrínsecas a la naturaleza humana, desde mi punto de vista… ¿por qué las negamos?



En cualquier relación la irracionalidad y la locura del sentir está presente y aceptarla, poder expresarla en ocasiones e integrarla en la relación, puede que permita una calidad superior a la que se tiene cuando se juega a ser como “toca ser”, “como tú quieres que sea”, “como creo que debo ser siempre” o “como creo que te gusta a ti”.



Supongo que el truco está en encontrar el equilibrio... ni siempre ni nunca.


Ciertas personas próximas me han enseñado algo de esto a lo largo de mis relaciones. Callar a veces está muy bien, pero lo importante es decidir cuándo, teniendo en cuenta que uno mismo es lo más importante. No callar siempre te permite levantar un poquito las barreras, mostrar tu yo más irracional.



Opino que cuando se puede disfrutar de un espacio en el que volcar cada una de las partes de uno mismo sin mayor consecuencia que la aceptación, se crece como persona.



Seguiré pensando en todo esto…

domingo, 5 de febrero de 2012

CARNAVAL

A quienes me preguntan si me gusta el Carnaval, mi respuesta inmediata es afirmativa, porque haciendo un rápido balance conozco cómo se celebra en diversas ciudades españolas y algunas de otros países europeos. Como es lógico, todo esto ha evolucionado y difiere de sus orígenes atribuidos a las bacanales de la antigüedad en las que se honraba a Baco, el dios del vino.


Siempre defenderé que el Carnaval representa la última ventana abierta a la brisa de la libertad antes de que todo se cierre a cal y canto durante la inhóspita Cuaresma y es el momento de relajación de las costumbres, de permisividad de represiones como la sexual, reminiscencia de las fiestas paganas de las que deriva, y entonces todos los rincones del mundo se iluminan de exóticos colores y ensordecedores ruidos.


Y por supuesto que me gusta toda la parafernalia que conlleva el Carnaval y la trasgresión de lo establecido durante su duración, y así podemos ver que hombres musculados vestidos de bailarinas besan a mujeres gordas vestidas de vaqueros o mujeres guapas disfrazadas de animadoras besan a mujeres morenas vestidas de curas…por ejemplo.


Ah !... y en especial me gusta porque el alcalde de mi pueblo escucha lo que los ciudadanos pensamos sobre su gestión, sea buena o mala, ya que se ablandan todas las leyes menos la del ingenio, y puedo estar llamando a alguien chorizo al ir disfrazado de ladrón, que puede ser mi primo, tu novio o mi amigo de la infancia y equivocarme, o también puede ser el alcalde y acertar.

¡ Feliz Carnaval !