sábado, 24 de abril de 2010

EN ESPERA


Existen misterios, sueños, secretos, verdades y deseos que se envuelven con solo respirar, suspirar y mirar... A veces la locura es tan dulce y frágil que pienso que con un solo paso se romperá y por no perderla me quedo inmóvil observando y sonriendo.

Siento curiosidad por la vida, siento una tremenda curiosidad por todo lo que la rodea. Ya no busco respuestas sino desenlaces, no busco explicaciones sino acciones, ver como das un paso y retrocedes dos, observar cómo me llamas y me buscas y me encuentras...

Te miro, te respiro, te acaricio, te beso y cierro los ojos, solo con sentir que estás ahí me basta y no solo estás sino que me abrazas y yo solo pienso en lo dulce que es la ilógica vestida de locura y lo irracional que puede ser la vida, tan llena de ti.

Es tan sabroso no entender nada, que me comería el deseo mordiendo todos los centímetros de tu piel, arrancando suspiros de donde nadie jamás lo hizo, provocando gemidos de tus labios entreabiertos llamando al aire que le cede la vida y el placer... mirar tus ojos y entender que no tengo que entender nada, esconderme de tu iris abrazando tu espalda mientras la curiosidad mata mi sed sin saciar y me retuerzo de éxtasis.

Mientras lo ilógico siga siendo tan dulce, esperaré de nuevo que aparezcas por fin, mientras la duda se esconde en mi cuerpo… que anhelante guarda tan solo unos pocos misterios sin secretos para los besos.

miércoles, 14 de abril de 2010

TUS BESOS

No quise creerte cuando me dijiste que sencillamente éramos polvo de estrellas, ¿sencillamente? En silencio observaba cómo mirabas el horizonte impresionada por unas lucecitas que asomaban tímidas en el cielo..... ¿qué tendrán ellas que no tenga yo?

--- “Y hasta les puedes pedir deseos” decías aún más hipnotizada, pero hipnotizado me tenías tú a mí...

Nunca en mi vida había hecho algo parecido por una chica. Nunca se me había ocurrido sentarme en la hierba para ver el atardecer mientras un millón de gotas de agua acariciaban mi cuerpo, estaba lloviendo, si, y ahí estabas tú sin importarte lo más mínimo.

Me convenciste con la suculenta propuesta de que si aguantaba media hora contigo sentado debajo de la lluvia me darías un premio como recompensa y yo, inocente de que ese premio sería el primer beso de tus labios acepté.

¿Por qué estaba tan seguro de que sería el primero?.... porque el segundo te lo robaría yo.

¿Por qué no me besa ya? Ese era el único pensamiento que tenía, no podía centrarme en tu teoría de los cuerpos celestes, las gotas de lluvia que aman, los ángeles enamorados... un momento ¿cómo puede el agua amar? Eso era una auténtica tontería, pero yo aguantaba como un verdadero campeón, haciendo que escuchaba y asintiendo con la cabeza a todo lo que decías embobado por tu belleza, fue entonces cuando empezaste a sospechar que no era capaz de escucharte...

--- “¿Sabes?, creo que podemos irnos ya”.
Era una trampa, no entiendo cómo no me di cuenta que eso era una trampa sin compasión, yo, cual robot asentí que si a tu propuesta “si, si si”... ¿cómo que sí?, ¿Y mi beso?, no he estado media hora haciendo el tonto sin más por nada, así que enfadado reclamé lo que era mío: “¿Y mi beso?” te pregunté con un tono desesperado medio disimulado... y pícara sonreíste, “¿Beso?, Yo no te dije nada de un beso, te dije que te daría un premio”. No, no dijiste nada, pero sabías desde un principio lo que yo quería. Supongo que mi cara en ese momento se descompuso y era un auténtico poema ¿cómo se me podía haber escapado eso?

--- “Así que quieres un beso” seguías sonriendo cada vez más traviesa mientras las gotas de lluvia empezaban a evaporarse cuanto más se acercaban a mi cuerpo, debido al calor provocado por la vergüenza de ser el hombre más estúpido del planeta.

--- “Esta noche no habrá beso” dijiste.

Un momento, ¿has dicho esta noche?, ¿Eso quiere decir que no habrá beso? ¡Siiiiiiii…! Procuré que solo fuese gritado en mi mente, aunque creo, que mi cara y mis ojos volvían a ser unos chivatos de mis deseos...

---- “La única condición es que me hagas el amor antes con tus labios, no te lo voy a poner tan fácil” susurraste tan dulcemente, que casi el aire sabia a miel...

No supe que contestarte, en realidad, no había nada que contestar, así que tembloroso y enfadándome con mi cuerpo otra vez, por ser tan traidor que no era capaz de contener en silencio las reacciones de mi corazón, te cerré los ojos lentamente y con mis dedos dibujé el perfil de tus labios besándote al compás de la lluvia, tan solo porque quería mi beso, tan solo porque estaba enamorado, tan solo porque te deseaba....