viernes, 15 de octubre de 2010

LUNA DE OTOÑO

Mientras apoyaba mi cabeza en el cristal me fijé que esa noche la Luna parpadeaba…. ¿o estaba guiñando un ojo?

Da igual lo que hiciese, aparecía y desaparecía entreteniendo mi mirada a la misma vez que dibujaba su perfil con mis manos.

Quisiera pasar la noche entera con los ojos bien abiertos, sin parpadear entre sueños de media hora y borrando de mi memoria los deseos de mi corazón. Fui el último en bajar del vagón, ¿otra vez aquí? Y guardo el silencio como si fuese el tesoro más preciado que tengo en mi vida. Las calles no tienen sonrisas, ni las luces brillan con fuerza, se hacen oscuras y resaltan una vez más los parpadeos de ella, esta noche, está risueña.

¿Podría llegar a ella? Me conoce, dice que me conoce y mientras le sonrío le susurro a corazón callado que baje a por mí y me lleve lejos, con ella, cerca de las estrellas y los ángeles que vuelan, no quiero vivir aquí. No es fácil convencerla, dice que se conforma con mis propuestas lanzadas al aire y las inquietudes de mi razón. Sé que también le gusta que le cuente mis secretos, que busque su palidez y me esconda entre las sábanas cada vez que corteja con un piropo desde los sueños. También sé, que no me lleva con ella porque un solo corazón latiendo fuerte no le es suficiente, desea el amor de todos los que se declaran soñadores, los que cuentan cuentos, y todos los que la miran nostálgicos de lo que fue, de lo que no será, del amor entre dos cuerpos fundidos en uno solo, de ese amor profesado en silencio al cielo.

Sé que nunca encontraré la fórmula para llegar a la Luna, que tendré que conformarme con la distancia de dos mundos y con el capricho de verla cada noche lejos, muy lejos de mí. Sé que no podré besarla pero me endulza con un momento imaginado cuando cierro los ojos y me envuelve entre sueños. Sé que nunca será mía, pero ella hace que verla desde la orilla de la mar se haga un momento tan íntimo entre nosotras que parece que ese instante ella es solo mía.

Si mis alas tuviesen suficiente fuerza para volar, llegaría, sé que lo conseguiría, pero, ahora mismo ni si quiera sostienen mi cuerpo, los sueños, sueños son.