Quiero un beso con sabor a melocotón. Quiero que tus labios desafíen los instintos más innatos del ser humano y sean capaces de susurrarme los mil y un misterios que se escribieron en el firmamento, como por ejemplo la gran interrogación de saber por qué tus caricias me enamoran tanto.
Bien sabes que las noches son más hermosas si estás a mi lado. Y como te dije, las estrellas se enfadaron conmigo porque ahora tus sueños no suspiran por ellas, sino que yo los secuestré para llevármelos a una isla, una isla imaginaria, en donde existen vapores que dislocan al alma.
Y los amaneceres no se pueden expresar con letras, porque no existen las que sean capaces de acercarse una milésima parte para describir lo hermoso que es abrir los ojos y pillarte por sorpresa besándome. Me hago el despistado, disimulo, no te veo ni te siento, así mi querida princesa te esfuerzas mucho más en derretirme rozándome la piel con la punta de tu lengua...
Si, ya te lo dije, las estrellas se enfadaron conmigo. Y tú no has llegado aún a mi vida.
No es posible que las estrellas se enfaden contigo.
ResponderEliminarme encanta