Era imposible decidir en unos segundos pues había entrado en un mundo de incertidumbre y duda. Me quedé parado pensando qué hacía yo en ese lugar.
A cada momento sentí más incertidumbre y ya, por qué no… miedo. Me quería ir de ese lugar, ahí me di cuenta que para no quedarme parado, estático, ante situaciones como esta, tenía que tener objetivos y siempre mirar para adelante y así logré salir de donde me encontraba.
En ese instante me desperté, estaba soñando. Este sueño me sirvió para darme cuenta que tenemos que darle un sentido a nuestras vidas, mirar nuestro interior. Algunas veces nos vemos en ese interior y otras no, y en los momentos en los que estamos con la incertidumbre y la duda, tratemos de caminar más lentos y mejorar cada cosa que nos parezca esté mal en nuestras vidas, no nos quedemos quietos, sigamos caminado tambaleantes pero sin detenernos, de esa manera llegaremos a nuestra metas.
Si el miedo o la duda nos paralizan, caminemos con más fuerza, es la única manera de describir el verdadero sentido de la vida.
O al menos, así lo creo yo.